Caries, desgastes e infecciones dentales pueden arruinar la práctica de ejercicio físico o la carrera de un deportista. Hasta el punto de que “si no se tratan bien y a tiempo (las dolencias dentales), pueden generar dolencias musculares y articulares”, explica el odontólogo Rafael Arenas, que advierte que, incluso, pueden ser el origen de “un rendimiento deportivo deficitario, fatiga, fiebre, sobrecarga muscular, trastornos respiratorios, enfermedades coronarias y cronificación de lesiones”. En otras palabras,que cuidar la sonrisa y la salud bucodental es una exigencia para cualquiera, pero más para quienes practican deporte de forma regular.
Revisiones – Dos como mínimo, la primera en pretemporada
El problema es que son muy pocos quienes son conscientes de que su rendimiento deportivo tiene relación directa con su salud bucodental. Y muchos menos los que incluyen las visitas al dentista en sus planificaciones anuales. “Los deportistas deberían extremar el cuidado y la prevención, y hacer al menos dos revisiones al año, una en pretemporada y otra al cabo de seis meses”, explica el especialista. En su opinión, “es la única manera de abordar a tiempo posibles infecciones que puedan producirse, porque las bacterias de la boca pueden viajar a través del flujo sanguíneo hasta depositarse en músculos o articulaciones”
Pero todavía estamos lejos de seguir esos consejos. Según la OCU, el 51% de los encuestados va al dentista al menos una vez año, mientras que el 23% admite que no acude nunca a menos que tenga un problema agudo.
Riesgos del deportista – Más expuestos a las caries y al sarro
Hay que tener en cuenta, además, que los deportistas están más expuestos a caries y desgastes dentales que las población menos activa. ¿Los motivos? “La deshidratación, la ingesta de hidratos de carbono y de productos ricos en glucosa, o de bebidas azucaradas como las bebidas isotónicas son las razones de esta mayor propensión”, explica la doctora Manuela Escorial, de Sanitas, que recuerda que “al hacer deporte hay mayor tendencia a respirar por la boca, lo que también hace que haya menos saliva y, por lo tanto, menos protección”.
Otra de las consecuencias del deporte de alto nivel en la salud bucodental es la inflamación de las encías. La explicación, según los expertos, es que la saliva se vuelve más alcalina y favorece el sarro. De no eliminarse este puede derivar en gingivitis (inflamación de las encías), y de ahí, si el deterioro prosigue, se puede llegar a la pérdida de hueso o periodontitis.